Las reivindicaciones y luchas de los movimientos feministas y de mujeres alrededor del mundo, y en Colombia, han alcanzado grandes avances en materia de derechos y en el posicionamiento de las agendas de género como un asunto de interés público. Sin embargo, sigue siendo alarmante la situación de las mujeres y las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans, intersexuales, queer (LGBTIQ+), quienes frecuentemente se ven expuestas a diferentes tipos de violencias de género. Las cifras dan cuenta de esto, en el año 2022, el Instituto Nacional de Medicina Legal reportó que en Colombia cada ocho horas asesinaron a una mujer, y que cada hora ocho mujeres sufrieron violencia intrafamiliar o sexual (Bernal, A., 2023). Además, según la Fiscalía General de la Nación, entre enero y octubre de 2022 fueron asesinadas 111 personas de la población LBGTIQ+ en el país (Deutsche Welle, 2022).
Las violencias basadas en género (VBG) tienen origen en un sistema cultural de creencias y valores patriarcales en donde el género es el “resultado de un proceso de construcción social mediante el que se adjudican simbólicamente las expectativas y valores que cada cultura atribuye a sus varones y mujeres. Fruto de ese aprendizaje cultural de signo machista, unos y otras exhiben los roles e identidades que le han sido asignados bajo la etiqueta del género” (Maqueda, 2006, p.2.). A partir de esto, se han establecido socialmente unas relaciones de poder en las cuales los hombres y lo asociado a los valores masculinos, están en una posición privilegiada; mientras que las mujeres y lo relacionado con lo femenino están en una posición de desventaja y subordinación. Sobre este orden simbólico se estructura la violencia de género. Por estas razones, las personas cuyos comportamientos, identidades u orientaciones sexuales no se ajusten a las normas hegemónicas patriarcales y heterosexuales pueden sufrir violencias basadas en género.
La violencia de género es considerada una violación a los derechos humanos, sin embargo, sólo hasta los años 90 se instauró el uso de este término. Esto evidencia que sólo recientemente se ha reconocido esta violencia como un tipo de discriminación y un asunto de interés público e internacional que trasciende la esfera privada y en donde el Estado debe intervenir. En 1993 la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres de la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la obligación de los Estados de trabajar en la erradicación de la violencia de género. La importancia de reconocer la violencia contra las mujeres como una violación a los derechos humanos implica que internacionalmente se reconoce que esta “violencia es el resultado de una discriminación estructural y arraigada” (OHCHR, 2023).
Ver Fanzine sobre las Violencias Basadas en GéneroLa violencia de género opera tanto en los ámbitos privados como en los públicos y se manifiesta de diferentes formas según los contextos, las condiciones socioeconómicas, el origen étnico y racial, las condiciones de discapacidad, la orientación sexual y la identidad de género, entre otros aspectos. Los tipos de VBG son: violencia física, emocional y psicológica, económica, política y sexual. A continuación, se presentarán las definiciones de estas violencias.
La violencia física hace referencia a cualquier uso o intento de uso de la fuerza física a través del cuerpo u objetos, contra una mujer o persona LGBTIQ+. Esto incluye: golpes, patadas, mordiscos, bofetadas y daños a objetos o a la propiedad. En muchas ocasiones se ha utilizado la violencia física contra la población LGBTIQ+ como represalia por subvertir las normas dominantes del género y la sexualidad, por ejemplo, cuando hay manifestaciones públicas de afecto. De otro lado, en muchos casos las mujeres han sido víctimas de violencia física en relaciones de pareja. Por esta razón erróneamente se cree que esta hace parte de la esfera doméstica y privada. Esta creencia, sumada a otros obstáculos para denunciar o reportar el abuso ha hecho, en parte, que algunas mujeres no denuncien a sus agresores.
La violencia emocional y psicológica tiene que ver con las acciones, amenazas, insultos y abusos verbales que pretenden intimidar, someter, subvalorar, controlar y afectar la autoestima, entre otras manifestaciones (ONU Mujeres, 2023). Este tipo de violencia suele ser más difícil de detectar y denunciar por parte de quienes la sufren, puesto que las marcas son menos visibles que las de la violencia física. Sin embargo, los efectos y el trauma que genera pueden ser tan graves como el de otros tipos de VBG. Este tipo violencia puede ser directamente contra las mujeres o personas LGBTIQ+ o también contra sus hijos, hijas o familiares como una forma de intimidación y control. En este último caso, esto se denomina violencia vicaria.
Escuchar podcast “celos, malditos celos” Descargar: mp3La violencia económica también puede ser difícil de percibir y visibilizar y puede estar estrechamente relacionada con otros tipos de violencia como la emocional y psicológica. La violencia económica “consiste en lograr o intentar conseguir la dependencia financiera de otra persona, manteniendo para ello un control total sobre sus recursos financieros, impidiéndole acceder a ellos y prohibiéndole trabajar o asistir a la escuela” (ONU Mujeres, 2023). Es decir, esta violencia busca limitar o restringir la independencia económica, para así dominar y controlar a través del acceso y provisión a bienes materiales y dinero a los que las mujeres tienen derecho bien sea porque los han ganado con su trabajo, por unión marital o matrimonio, por herencia (CENADOJ, 2008, p.3.) Esta violencia obstaculiza la autonomía económica de las mujeres. Algunos de los casos más frecuentes ocurren cuando una persona controla la totalidad de los recursos económicos y toma todas las decisiones financieras en el hogar, incluso cuando las víctimas de esta violencia tienen trabajos remunerados. También se reportan frecuentes casos de violencia económica hacia mujeres que realizan trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en sus hogares, pues sus ingresos dependen, en general, exclusivamente de sus parejas.
Por otra parte, la violencia política de género hace referencia a las acciones que violentan a las mujeres por el hecho de serlo, en el ámbito político y que pueden generar una afectación del ejercicio de sus derechos políticos y/o electorales. Este año en Colombia la violencia política de género ha causado polémica y diversas organizaciones feministas se han manifestado en su contra. Uno de los casos más sonados fue el de una representante a la Cámara quien al manifestar su respaldo a las víctimas de VBG de un hombre, recibió múltiples agresiones, una de estas por parte de un excongresista. Frente a esto, la Misión de Observación Electoral (MOE) afirmó que hubo violencia política contra la congresista y que estas acciones reproducían estereotipos basados en género y entorpecían la promoción de las agendas de género en el país. Estas agresiones buscan deslegitimar la labor política y las competencias de la congresista con base en agresiones y discriminaciones por el hecho de ser mujer (MOE, 2023 enero 19). Los liderazgos sociales y comunitarios, tanto de mujeres como de sectores LGBTIQ+, también sufren violencias basadas en género.
Finalmente, la violencia sexual “se constituye en un ejercicio de dominación y poder ejercido violenta y arbitrariamente a través de la imposición de realizar o presenciar actos sexuales en contra de la voluntad de una persona. No se considera propia de instintos desenfrenados inherentes de la masculinidad, ni de una patología que obedece a la conducta individual, sino a una forma de violencia de género utilizada por los perpetradores para expresar control sobre un territorio-población” o una persona (CNMH, 2017, p.21). Existen diferentes modalidades de violencia sexual: la violación, las amenazas de violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, la trata de personas con fines de explotación sexual, la desnudez forzada y la mutilación de órganos sexuales. Igualmente, las violencias reproductivas como la anticoncepción, esterilización, embarazo y aborto forzados y la tortura durante el embarazo y la crianza forzada también constituyen violencia sexual (CEV, 2022, p.109).
Ver historieta “Los celos de Pedro”Es importante resaltar que las manifestaciones y niveles de VBG suelen escalar y por esto desde organizaciones como ONU Mujeres y Profamilia se han creado iniciativas como los violentómetros. Estos son una especie de termómetro que sitúa diferentes acciones violentas en una escala y, según esta, indica el nivel de riesgo en el que pueden estar las mujeres, en donde el nivel más alto de riesgo es el peligro de feminicidio1. La violencia puede ocurrir en lo que se denomina el ciclo de la violencia de género que implica los abusos repetidos y sistemáticos que terminan por aislar a las víctimas de VBG de su círculo de apoyo. Igualmente, aunque se ha avanzado en cuanto a la atención de VBG, muchas mujeres no denuncian por diversas razones entre las que se encuentra la poca efectividad de los procesos de denuncia y la revictimización, el temor a sus agresores ante una denuncia y la falta de garantías de seguridad.
También cabe resaltar el hecho de que existen contextos que exacerban las violencias de género, por ejemplo: en el marco de las guerras y los conflictos armados. En estas situaciones los cuerpos de las mujeres y de las personas LGBTIQ+ han sido utilizados de diferentes formas como lugar de conflicto, botín de guerra, fuente de placer, entretenimiento o compensación; como fuerza de trabajo, como espacio para dejar mensajes. De esta forma, los grupos armados han buscado establecer un orden moral y social que reproduce la estructura hegemónica heteropatriarcal. Es decir, en un sistema histórico de dominación que se sustenta en una organización jerárquica “con base en las construcciones en torno al sexo y al género, donde los varones o quienes representan la masculinidad hegemónica dominan a las mujeres, a varones que no son «patriarcas» o a todos aquellos que se feminizan” (CEV, 2022, p. 590). Dentro de este sistema se consideran “correctas, deseables y obligatorias las relaciones heterosexuales, es decir, entre personas de distintos sexos o géneros. Así, se espera que las mujeres entablen relaciones afectivas y sexuales únicamente con hombres y viceversa” (CEV, 2022, p. 587). Con respecto a esto, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad marcó un precedente a nivel mundial al incluir un enfoque de género y dedicar un tomo al esclarecimiento de la verdad alrededor de las violencias sufridas por las mujeres y la población LGBTIQ+ en el conflicto armado en Colombia. Este documento es útil porque además presenta una serie de recomendaciones para que estas violencias no vuelvan a ocurrir.
Ver relatoría gráfica “Encuentro con las mujeres sobrevivientes en la entrega del capítulo de género del informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.Si bien ha habido avances en la garantía de derechos de las mujeres y la población LGBTIQ+, el camino hacia la igualdad de género sigue siendo largo y difícil. Uno de los mayores retos seguirá siendo transformar las creencias e imaginarios que han cimentado el orden dominante patriarcal, heterosexual y machista sobre el género y la sexualidad. Las organizaciones feministas, de mujeres y de población LGBTIQ+ continúan trabajando en el posicionamiento de las agendas de género en el país y haciendo seguimiento a las políticas públicas relacionadas con la prevención y atención de violencias basadas en género.
Ver aplicación “ELLAS libres de violencias”, creada por la Red Nacional de Mujeres, donde se puede conocer en qué casos o situaciones específicas estás siendo víctima de violencias basadas en género y a dónde se puede acudir (ruta de atención) en distintos municipios.