Masculinidades corresponsables, no violentas y cuidadoras

Desde muy temprana edad aprendemos, e incorporamos, las normas y roles de género tradicionales y dominantes en nuestra sociedad. Estos estereotipos e imaginarios que dividen el mundo de manera binaria entre lo femenino y lo masculino hacen parte de la estructura del sistema patriarcal. Este es un sistema de organización social en el que los hombres, y lo masculino, dominan a las mujeres, y a lo femenino, bajo la idea de que ellos tienen un estatus superior y por consiguiente más privilegios.

En este marco los hombres “deben” comportarse de acuerdo a ciertas reglas y características que han sido construidas socialmente y que definen lo que se denomina como masculinidad hegemónica. Algunos de los rasgos de esta masculinidad y que caracterizan a los “verdaderos hombres” son: la autosuficiencia, la dureza y la poca expresividad de las emociones; las expresiones de violencia como reacción o solución a los conflictos y ser fuertes en términos de fuerza física e invulnerabilidad emocional; la heterosexualidad y el rechazo hacia personas con orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género no normativas; ser los proveedores económicos de la familia y por ende tener el control sobre los asuntos del hogar y sobre las mujeres; el poco involucramiento en las labores domésticas y de cuidado; la hipersexualidad, es decir, siempre estar en disposición a tener sexo (Heilman, et al., 2017, pp.21-23).

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¿Cómo afecta la masculinidad hegemónica a las mujeres y a la población LGBTIQ+

El patriarcado opera en contra de las mujeres y la población LGBTIQ+ a través de diferentes mecanismos, algunos de estos son: la división sexual del trabajo y las violencias basadas en género. El primero establece que las mujeres deben encargarse de las labores domésticas y de cuidado no remuneradas, mientras los hombres están a cargo del trabajo productivo o remunerado. Esto ubica a las mujeres en una situación de desventaja, ya que los hombres tienen mayores posibilidades de generar ingresos y de tener desarrollo profesional y autonomía económica.

Por otra parte, la violencia ha sido utilizada, y legitimada, por los hombres como una forma de abordar los conflictos y de establecer relaciones de poder y control sobre los cuerpos de las mujeres. Esto encuentra sustento en la idea aprendida de que los hombres son seres fuertes y violentos. En este marco, las mujeres, y las personas que no se ajustan a las normas hegemónicas patriarcales y heterosexuales han experimentado a lo largo de sus vidas diferentes tipos de violencia en razón de género y los hombres han sido los principales agresores (ONU Mujeres, 2018, p.11). Además de las personas LGBTIQ+, el patriarcado también ha rechazado y sancionado a los hombres que tienen comportamientos asociados a la feminidad. Algunas cifras ilustran la magnitud del impacto de esta estructura patriarcal: 62 Estados miembros de la ONU penalizan la homosexualidad con sentencias que van desde días en prisión hasta la pena de muerte (BBC News Mundo, 2023, marzo 30); en Colombia el Instituto Nacional de Medicina Legal reportó que cada ocho horas asesinaron a una mujer (Bernal, A., 2023) y en 2022 asesinaron a 145 personas LGBTIQ+ (Caribe Afirmativo, 2022, pp. 16-17).

Ver especial sobre violencias basadas en género

La masculinidad hegemónica en contra de los hombres

De otro lado, los mandatos patriarcales de la masculinidad hegemónica también afectan negativamente a los hombres, pues generan presiones sociales que están asociadas con conductas de riesgo para su salud física, emocional y mental. La presión por reafirmar su masculinidad y mostrar valentía, fuerza e invulnerabilidad hace que los hombres tengan comportamientos como: consumo abusivo de alcohol, tabaco y otras sustancias, prácticas sexuales de riesgo, participación en riñas y en accidentes de tránsito.

Según la Organización Mundial de la Salud (2014), en la mayoría de países del mundo, la mortalidad es mayor en hombres que en mujeres y su esperanza de vida es menor que la de las mujeres. “En comparación con las mujeres, los hombres tienen una tasa de mortalidad por causas externas cuatro veces mayor y un riesgo siete veces mayor de ser víctimas de homicidios.” Esto se asocia a algunos factores que tienen que ver con comportamientos relacionados con la masculinidad hegemónica como la autosuficiencia y la fuerza emocional y física, así los hombres buscan en menor medida atención médica y no suelen reportar síntomas y enfermedades cuando acuden al servicio médico (OMS, 2014, 618).

En cuanto a la salud mental, uno de los fenómenos que más afecta a los hombres es el suicidio. Las cifras dan cuenta de esto, en Colombia para el año 2021 el porcentaje de muertes por suicidio fue de 81.1% hombres y 18.9% mujeres (DANE, 2022, p.32). Esto también se relaciona con rasgos de la masculinidad hegemónica que generan presión en los hombres por ser autosuficientes e inexpresivos emocionalmente, así mostrarse vulnerables es un tabú para ellos (Aponte-González y Laverde, 2021, p.44) (Rosado et al., 2014, p. 448). Igualmente, la dificultad por expresar emociones, la autoexigencia, el individualismo y la competitividad como rasgos de la masculinidad se asocian a problemas de salud mental en hombres, como la depresión. La depresión en algunos casos puede hacer que los hombres sientan que no cumplen con los parámetros de la masculinidad hegemónica al verse a sí mismos en una situación de vulnerabilidad y debilidad (Aguayo, 2022, pp. 2-3) (Connell, 2015).

Es importante resaltar que, “"La masculinidad hegemónica" no es un tipo de personalidad fija, siempre igual en todas partes. Se trata más bien de la masculinidad que ocupa la posición hegemónica en un modelo dado de las relaciones de género, posición que es siempre discutible” (Connell, 2015, p, 112). Esto implica que las relaciones de género se intersectan con otros factores como la clase social, la raza, la etnia, la orientación sexual, la nacionalidad, entre otros. Es decir, la masculinidad no es una categoría estática y uniforme y, por el contrario, puede variar según las experiencias particulares y las condiciones socioeconómicas y culturales de los sujetos (Connell, 2015, pp. 108-112). Para el contexto colombiano, la feminista Mara Viveros (2002) realizó un análisis a partir del caso de diferentes hombres en Quibdó y en Armenia y a partir de estas diferencias concluyó que las relaciones raciales sirven para establecer jerarquías entre varones y masculinidades en función de sus comportamientos en el ámbito familiar, sexual y parental. Así, los varones de la ciudad "blanco-mestiza" de Armenia, "proveedores responsables", "padres presentes" y esposos aparentemente monógamos encarnarían los valores asociados a la masculinidad hegemónica en el contexto colombiano y servirían como modelo de masculinidad para los demás varones colombianos. En contraste, los hombres quibdoseños se asocian con masculinidades marginadas, en tanto se asocian a la “infidelidad”, la “irresponsabilidad como proveedores” y otras características que surgen de estereotipos racistas que subordinan y descalifican algunas masculinidades (p.371).

Contexto

Frente a todo lo anterior, en múltiples debates feministas en los años 70 y 80 surge la necesidad de involucrar y promover otro tipo de masculinidades cuidadoras, no violentas y basadas en la responsabilidad compartida de las labores domésticas y de cuidado. Igualmente, diversos hombres que se cuestionan la masculinidad hegemónica, mujeres y personas disidentes del género y la sexualidad han reconocido la importancia de que los hombres sean aliados y agentes activos en la lucha hacia la igualdad de género y la eliminación de las discriminaciones contra las mujeres y personas de la población LGBTIQ+.

Cabe resaltar que transformar los mandatos del patriarcado sobre la masculinidad hegemónica también beneficia a los hombres, en tanto les ofrece otras posibilidades de ser, de comportarse y de desarrollar sus vidas, lejos de las presiones e imposiciones de lo que deberían ser los “verdaderos” hombres. Por ejemplo, socialmente, los hombres han tenido que reprimir y limitar muchas de sus emociones y las expresiones de estas que han sido validadas están solamente asociadas a la rabia y al enojo. En cambio, otro tipo de masculinidades plantean que es válido que los hombres expresen y comuniquen sus emociones en público y en privado.

El planteamiento de masculinidades contra-hegemónicas está estrechamente ligado con la redistribución y el reconocimiento de los trabajos de cuidado, es decir, implica replantear la forma en la que el cuidado se ha estructurado en las familias y la sociedad. Esto significa que los hombres deben involucrarse en las tareas domésticas y de cuidado que tradicionalmente han estado a cargo de las mujeres. Esto incluye la promoción de paternidades corresponsables y participativas, es decir:

La puesta en práctica de la dimensión emocional y del cuidado y es sinónimo de paternidad participativa en el sentido de la corresponsabilidad de los hombres junto con las mujeres en tareas como preparar y dar de comer a sus hijos/as, jugar con ellos/ellas y tener limpia la casa, prácticas que no han sido históricamente reconocidas como propias de los hombres por la visión tradicional de la masculinidad (ONU Mujeres, 2018, p.34).

Ver historieta sobre paternidades corresponsables.

Iniciativas sobre masculinidades

En los últimos años se han formulado e implementado políticas públicas y programas enfocados en la promoción de masculinidades corresponsables. Por ejemplo, a nivel internacional, en 2016 se creó desde la Secretaría General de las Naciones Unidas la campaña ÚNETE que buscaba involucrar a los niños y hombres en la transformación de roles de género y en la prevención de violencias de género (ONU Mujeres, 2018, p. 12). Igualmente, ONU Mujeres ha sido una de las organizaciones abanderadas en la lucha contra las violencias basadas en género, en consecuencia, han incorporado e implementado en su agenda acciones que involucran la promoción de masculinidades contra-hegemónicas, corresponsables y no violentas.

En Colombia, algunas iniciativas para la promoción de masculinidades corresponsables, no violentas y cuidadoras se han desarrollado en Bogotá. La primera es el programa Escuela de Hombres al Cuidado, enmarcado en el Sistema Distrital de Cuidado, que busca sensibilizar y transformar los roles tradicionales de género y formar en habilidades prácticas a hombres mayores de edad sobre diferentes tipos de labores de cuidado: directo, indirecto, emocional y ambiental (Cultura, Recreación y Deporte, 2022, diciembre 4). (Ver texto sobre economía del cuidado). Este programa involucra estrategias para la prevención de la violencia económica y psicológica, a través del reconocimiento de las labores de cuidado y domésticas no remuneradas como un trabajo y por medio de acciones de cuidado emocional en la que se ofrecen estrategias no violentas para resolver conflictos. Esta escuela opera a través de escuelas móviles que viajan por diferentes localidades de la ciudad ofreciendo sus servicios y también se ofrecen espacios de formación en los espacios llamados Manzanas del Cuidado. Asimismo, virtualmente, a través de YouTube ofrecen lecciones virtuales prácticas sobre tareas de cuidado.

La otra iniciativa es un espacio de atención, escucha y asesoría telefónica gratuita llamado: Línea Calma. Este canal busca prevenir las violencias basadas en género, a través de la asesoría y escucha a hombres mayores de 18 años que están atravesando cualquier tipo de situación emocional (problemas económicos, estrés, celos, tristeza, duelos) y buscan un acompañamiento profesional. Este programa tiene otro componente pedagógico que ofrece herramientas para desaprender el machismo y promover masculinidades no violentas, cuidadoras y corresponsables. Por otra parte, con el objetivo de tener mayor difusión, desde la Línea Calma, se creó una miniserie con personajes de la televisión nacional que pretende sensibilizar sobre la necesidad de transformar las masculinidades hegemónicas.

Sobre Línea calma escuchar

En lo que respecta a las iniciativas de la sociedad civil que trabajan en la promoción de masculinidades contra-hegemónicas en Colombia, cabe resaltar el trabajo de la Mesa Nacional de Masculinidades, el Colectivo Hombres y Masculinidades, Manes a la Obra, Caballito de Mar, Colectivo Nuevas Masculinidades, Red Colombiana de Objetores de Conciencia, entre muchos otros esfuerzos por la Igualdad de Género (Mutante, s.f.). Igualmente, en América Latina existen múltiples iniciativas como Promundo (Brasil), GENDES(México), Hombres Igualitarios (Ecuador), entre otras (ONU Mujeres, 2018, p.30).

Conclusión

Si bien lograr que los hombres abandonen sus privilegios y se sumen como aliados en contra de las violencias basadas en género y las desigualdades es un reto enorme, los esfuerzos que se han venido haciendo desde la sociedad civil, las organizaciones y el Estado para promover masculinidades contra-hegemónicas evidencia que el camino hacia la equidad de género es largo, pero alcanzable. La transformación de los estereotipos, imaginarios y creencias patriarcales requiere de la participación activa de los hombres, por esto continuar promoviendo iniciativas sobre masculinidades corresponsables es fundamental. Igualmente, se ha reportado que una de las formas de incentivar su participación en estos procesos y espacios es llegarles a través de temas que sean de su interés y que no generen resistencia como los de salud sexual y reproductiva y autocuidado y, a partir de ahí, plantear otras discusiones que cuestionen los paradigmas de la masculinidad hegemónica (ONU Mujeres, 2018, 37).

Ver fanzine sobre masculinidades corresponsables y no violentas

Referencias

  1. Aguayo, F. (2022). La depresión masculina y sus síntomas: Un estudio cualitativo con hombres adultos chilenos. Revista Salud Colectiva. Universidad Nacional de Lanús. doi: 10.18294/sc.2022.3942
  2. Aponte-González, J., Laverde, D. (2021). Masculinidad y suicidio. Conexiones y posibilidades de transformación desde la terapia narrativa y el teatro del oprimido. Enlace
  3. Ayuntamiento de Barcelona.(s.f.). Masculinidad como riesgo. Recurso Pedagógico Masculinidades. Enlace
  4. Baker, Peter, Dworkin, Shari L, Tong, Sengfah, Banks, Ian, Shand, Tim. et al. (‎2014)‎. The men’s health gap: men must be included in the globalhealth equity agenda. Bulletin of the World Health Organization, 92 (‎8)‎, 618 - 620. World Health Organization. Enlace
  5. BBC News Mundo. (2023, marzo 30). ¿En qué países está penalizada la homosexualidad? (Y cuál es la situación de América Latina). BBC News Mundo. Enlace
  6. Bernal, A. (2023). La violencia de género no da tregua en Colombia. Razón Pública Enlace
  7. Caribe Afirmativo. (2022). No se mata lo que no se olvida: informe sobre la situación de los derechos humanos de personas LGBTIQ+ en Colombia 2022. Enlace
  8. DANE.(2022). Boletín Técnico Estadística Vitales (EEVV). II trimestre 2022pr , acumulado 2021pr y año corrido 2022pr. Bogotá. Enlace
  9. Etienne, C. (2018). Addressing masculinity and men’s health to advance universal health and gender equality. Pan American Journal of Public Health; 42. Enlace
  10. Heilman, B., Barker, G. y Harrison, A. (2017). La caja de la masculinidad: un estudio sobre lo que significa ser hombre joven en Estados Unidos, el Reino Unido y México. Washington DC y Londres: Promundo-US y Unilever.
  11. Mutante. (s.f.). Directorio Colectivo de Hombres Repensando la Masculinidad. Enlace
  12. Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. (2022, diciembre 4). “Escuela de hombres al Cuidado”: una apuesta para la eliminación de las violencias. Enlace
  13. ONU Mujeres. (2018, septiembre) Experiencias promisorias de masculinidades no violentas y corresponsables en el ámbito de los cuidados en Colombia y otros países de América Latina y el Caribe. Informe de Investigación. ONU Mujeres y USAID. Enlace
  14. Rosado, M., García, F., Alfeo, J. & Rodríguez, J. (2014). El suicidio masculino: Una cuestión de género. Prisma Social. Revista de Investigación Social, 13, 433-492.
  15. Viveros Vigoya, M. (2002). De quebradores y cumplidores: sobre hombres, masculinidades y relaciones de género en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, CES.

Notas